TOROS.....

¨Entre el folclor de las corralejas y el grotesco espectáculo de la muerte.¨

Hoy 20 de enero cuando se celebra una de las fiestas más tradicionales de la cultura sinuense,  Las Corralejas de Sincelejo. Está en su máximo clímax el debate sobre el apoyo y prohibición a las corridas de toros. Las dos ciudades más importantes de Colombia, Bogotá y Medellín  han elevado su consigna de no patrocinar con dineros públicos dichos espectáculos.

En el afán personal de entender las distintas manifestaciones artísticas y culturales de Colombia, he logrado escuchar más allá del jolgorio y el ron, el porrazo del esclavo sobre el cuero templado del tambor; el silbido de la hojita y la gaita en el caminar del campesino  en las orillas del sinù;  los compases del trombón y la alegría de la tradición en los ojos iluminados de cientos de niños que vestidos con atuendos multicolor, participan en las celebraciones de las fiestas tradicionales de esta región.

Todo esto me anima a entrar en este debate y a invitar a que compartamos las diversas opiniones que frente a este tema se tejen en nuestro país.

Las corralejas de Sincelejo.

¨Como la yuca, el ñame y el algodón, hijos de estos sabanales, se trata de una fiesta que brotó de la tierra a orillas del río San Jorge, en el antiguo Bolívar Grande. Era el único divertimiento de los vaqueros, los peones y los esclavos de la región. Si llegaba el hijo del patrón, si el vecino se animaba a casarse, si la mujer quedaba nuevamente en embarazo. Si llovía, si hacía brisa. Cualquier excusa servía para que un grupo de hombres bravos decidieran demostrar públicamente y en medio del alcohol cómo era que se burlaba un toro de lidia. ¨*

Comprender el origen de las corralejas en Colombia es animarse a entender la cultura sinuense. Más allá de la herencia colonialista, existen unos elementos propios de la faena y la lidia del ganado en las sabanas Cordobesas que alimentan la disputa permanente entre el toro y el vaquero. El traslado del ganado a los pastizales, las jornadas de marcado, el castrado,  son entre otras algunas de las labores que han hecho de la ganadería una labor de temple que presupone riesgo y fuerza en su desempeño. La corraleja surge como ese momento de esparcimiento en el que se mezcla ron, riesgo, satisfacción y jolgorio para disipar el cansancio de las extenuantes jornadas del día.

Más de dos siglos han marcado la tradición de las corralejas para hacer de Sincelejo una de las fiestas más tradicionales del país. Decenas de porros se han compuesto para acompañar tal celebración que hoy al lado del sombrero volteado, el pantalón de vaquero, desfiles y otras actividades; ofrecen un potencial turístico para propios y extraños.

A diferencia de la corraleja, la corrida tiene un elemento fundamental que es la muerte del toro. En un grotesco espectáculo rejoneadores y banderilleros, atormentan al  toro hasta provocar su ira que es aprovechada por el torero para mostrar unos niveles de satisfacción del público en su lidia.  Para terminar y en una inusual ceremonia, el torero espada en mano y ante una morbosa euforia del publico, clava la espada en el toro en busca de su corazón. Luego de varios trastabilleos el animal cae muerto ante la celebración del público y con vuelta al ruedo dan fin a tan macabro espectáculo.

Creo que es hora de devolverle la tradición al pueblo sinuense. Si la corraleja hace parte de su folclor y dos siglos de tradición la han convertido en un elemento cultural, habrá que respetar su identidad.

Habrá que promover que no se maltraten los animales.

Habrá que tramitar el indulto permanente del toro.

Habrá que pedirles a los empresarios de la muerte que entreguen tales escenarios en nuestras principales ciudades, para construir vida, arte y cultura.